ULISES, MORALMENTE DERROTADO.

Por Efraín Esparza Montalvo

Su desbocada carrera hacia la gubernatura lo frenó en seco, sin posibilidades de jugar en las grandes ligas. Su deslealtad evidente y su traición al proyecto que lo arropó en el 2018, además de su mansedumbre al grupúsculo de “históricos” que se dicen avasallados pero que en el fondo no representan más que sus propios intereses, jugó en su contra. Ulises, para decirlo rápido, cavó su propia tumba.

Porque se creyó el cuento de que podía emular la hazaña de su padre de convertirse en el candidato a gobernador representando a las izquierdas, y luego ganar las elecciones, él sí, impulsado por el tsunami Morena y la figura de Andrés Manuel López Obrador; pero en el pecado llevó la penitencia.

Porque en este momento Ulises está moralmente derrotado, y sabe de la dificultad que representa para él y su proyecto el reconstruir las relaciones con David Monreal Ávila, quien llevará mano en la selección de los candidatos a presidentes municipales y diputados locales y federales, en el entendido de que serán éstos quienes fortalezcan o debiliten el proyecto de la 4T en Zacatecas, y el joven alcalde ya tiró algunas patadas al pesebre.

De modo que vale la pena preguntarse si el candidato a gobernador por Morena está dispuesto a llevarlo en la fórmula de la capital y hacer campaña con él, a pesar de los innumerables desencuentros y los golpes bajos que el alcalde le ha propinado; y si éste último tiene la humildad de reconocer que en su alocada carrera política se ha equivocado, al grado de organizar y hasta financiar la guerra sucia en contra de David, aconsejado por su mecenas Toño Mejía.

Es cierto que los números del todavía presidente municipal rosan las nubes y que su popularidad es cercana a lo imposible -como lo pregonan sus seguidores-, pero han perdido de vista que nunca nadie, en política, ha sido indispensable; de manera que puede ser Ulises, o puede ser Jorge Miranda, o Ernesto González Romo, o hasta la propia Ruth Calderón, quien encabece la candidatura con resultados satisfactorios en la elección constitucional, porque la gente nada quiere saber de sus verdugos PRI, PAN, o PRD, y a las pruebas me remito.

Así pues, cuando faltan solo unos días para que arranque la competencia electoral y mientras se definen los perfiles para las candidaturas de Morena, Ulises está acorralado, derrotado política y moralmente, contra la pared, y seguramente arrepentido de alimentar su ego y su ambición en forma desmedida. El joven Mejía pudo alcanzar sus sueños, pero se ensoberbeció.

Con su registro para buscar la reelección intenta legitimar lo que él mismo destruyó desde hace mucho tiempo, pensando quizás que las figuras de David y Ricardo Monreal, y hasta la del dirigente Mario Delgado, pesaban menos que su popularidad; pero se topó con una realidad innegable: que aquellos juegan en las grandes ligas, muy cercanos al centro donde se toman las más importantes decisiones, y una de ellas es precisamente que él no será el candidato, pues el que traiciona una vez, lo hará siempre. De modo que se lo ganó a pulso.

Hasta la próxima.

Columnista.

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